Una cervecita a media mañana, una copa de vino para comer, un licor por la tarde... Según un estudio, el consumo habitual de alcohol, aunque sea moderado, puede afectar muy negativamente las funciones cognitivas de los hombres.
La investigación demuestra que los hombres que beben más de 36 gramos de alcohol al día (la cantidad equivalente a dos copas y media) experimentan una pérdida de memoria más rápida que aquellos que no bebían nunca o que lo hacían moderadamente (menos de dos copas al día).
La pérdida de memoria avanza a distinto ritmo según la persona y la cantidad de alcohol ingerida pero, por regla general, se adelanta entre uno y seis años. Durante el proceso, también suele darse una merma en la capacidad de concentración y en las funciones cognitivas en general.
Además, el consumo de alcohol bloquea una serie de receptores del cerebro, imprescindibles para el rendimiento cognitivo, afectando negativamente el aprendizaje y la concentración.
Es necesario, por lo tanto, moderar al máximo la cantidad de alcohol que se ingiere al día, tanto de licores fuertes, como la ginebra o el coñac, como el vino y cerveza.